En algún punto de Banderbill, siendo un día soleado, vaya quien a saber qué día era por cual año, un adolescente elfo oscuro decidió separar las ramas de la entrada de su improvisada guarida para comenzar a descubrir el gran mundo del que solo oía gritos desgarradores.
Según escritos de antaño encontrados y desempolvados en algún rincón de la gran ciudad imperial supo deducir que una cueva con pequeñas criaturas podrían ayudarle a adquirir experiencia en combate.
Después de andar y andar sin suerte en hallar la cueva, se cruzó con un leal soldado de la Sagrada Orden, al cual le detuvo para preguntarle por la pequeña cueva, éste amablemente le respondió que solo quedaban recuerdos, estas pequeñas criaturas habían migrado al sur de Banderbill, a aproximadamente 500 metros.
Sin dudarlo, y con las energías de cual adolescente, emprendió rápidamente su corto viaje.
Una nueva aventura emprendería, quien sabe si logre dar con su destino, quizás sí, quizás no...